La vagina rosa de mi vecina es montada con rudeza en posición de vaquera, su agujero apretado rebota en mi eje palpitante. La penetro profundamente, la lleno y dejo un final cremoso.
Después de un agitado día de trabajo, no pude resistir las ganas de hacerle una visita a mi vecina.Ella estaba toda muñeca y esperándome ansiosamente.Llevamos tiempo atendiéndose mutuamente en cada movimiento, y ahora era el momento de llevar nuestros deseos ocultos al siguiente nivel.Entré, y allí estaba, doblada sobre su escritorio, su apretado coño rosa pidiendo atención.No perdí tiempo, sumergida para probar su dulce néctar.La vista de su carne rosa me volvía loco, y sabía que tenía que tenerla.La tomé por detrás, follándola sin descanso, sin dejar parte de ella intacta.El placer era demasiado para ella, y me cabalgó con fuerza, su coño mojado tragándome más profundamente.El clímax era explosivo, dejándola cubierta en mi caliente carga.La satisfacción final, capturada en cámara para su placer visual.