Después de semanas de aislamiento, mi vecina colombiana finalmente se unió a la diversión familiar. Su gran polla hizo que todos se animaran, especialmente mi esposa y mi cuñada. Fue una noche salvaje de placer amateur.
El otro día, mi amigo colombiano llegó con su familia.Su linda vecina, una solitaria morena, se le atardeó.Pude ver el anhelo en sus ojos, y sabía exactamente lo que quería: montar mi gran polla.Le ofrecí un asiento en el sillón, y ella aceptó con ansias.En cuanto su culo tocó el cojín, bajé el cierre de mi pantalón, dejando ver mi monstruosa polla.No pudo resistirse a la vista y comenzó a chuparla con ansia.La guié más adentro, su garganta se llenaba de mi polla.Sus ojos suplicaban por más, y yo complaciéndola duro y profundo.La intensidad de nuestro sexo la dejó sin aliento, pero siguió, cabalgando mi polla como una profesional.El sabor de mi semen en sus labios era todo lo que necesitaba para satisfacer sus deseos.Al día siguiente, mis amigas hermanas se unieron, y la diversión continuó.Nuestra reunión familiar se convirtió en una fiesta sexual salvaje, con todos ansiosos por montar mi gran verga.
